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LOS PPS DE TODOS Poesía ..Nati Mistral

 
 
 
 
Entrevista a Nati Mistral



Nuestra cita con Nati Mistral es pocas horas antes de que comience una nueva representación de "La Celestina", la obra en la que la actriz da vida a ese personaje sin moral ni escrúpulos pero al que Nati Mistral ha querido dotar de un nuevo aire cargado de humor y vitalidad. Viene acompañada de su inseparable perrita, dispuesta a hablarnos de sus sentimientos, de su incomparable experiencia en el mundo de la interpretación, del amor y la vida.


NURIA LÓPEZ / SCD PRESS
Actrices de todo el mundo y de todas las épocas han representado el papel de Celestina, ¿qué supone para usted representar un personaje tan relevante en la historia de la literatura?
Para mí, hacer de Celestina ahora es como un premio. Como si me hubieran dado un Oscar, si es que el Oscar es importante. Es como un premio a tu carrera, un reconocimiento a lo que has conseguido, el diploma. Eso es lo que significa para cualquier actriz que se precie. Hay que tener muchos años para representar a Celestina. El personaje tiene una madurez que exige que quien lo representa haya pasado también por esa madurez, si no es imposible. Aunque no haya pasado por las mismas situaciones, porque claro, yo no he vendido virgos a nadie (risas).
Usted ha dado a la Celestina un aspecto peculiar y vitalista a la vez que de mujer sabia y con sentido del humor.
Cada época y cada actriz ven a Celestina de una manera distinta. A Celestina, con lo que tiene de alcahueta y de casamentera, siempre la han puesto como demasiado vieja, demasiado bruja. Es una vieja pero no es una bruja. Es una mujer vital, una mujer a la que le gusta beber, comer... , le gustan los hombres. Le gusta mirar cómo hacen el amor sus pupilas. Pero, tradicionalmente, siempre se había mostrado este personaje como a la bruja de Blancanieves. Siempre se ha identificado la Edad Media con un carácter tortuoso, brujeril... Es verdad que ella hace pócimas, pero también hace cremas para la cara y perfumes. En una de las escenas de la comedia los personajes están en su casa, comiendo pollo, pasándolo bien... Ella no es mala.
Por otra parte, Celestina encarna también la codicia. No tiene ninguna moralidad ni escrúpulos. Es una amoral, no una inmoral. De alguna forma encarna todo lo oscuro de su época. Pero la gente ve aquella época como algo muy tétrico... La han emplumado, por mentirosa, por enredadora, pero nada más. Es un poco curandera..., lo que había entonces. En aquellos tiempos no había boticas, ni perfumerías, ni médicos para la gente de a pie, y estas mujeres eran un poco quincalleras, metijonas; eran las que iban con las nuevas de casa en casa. Contaban que si una se había teñido el pelo, o que si otra se había quedado embarazada y no iba a tener el niño o se va a casar con éste o con el otro. Pero nunca con mala intención. Lo que pasa es que aquella época era muy tremenda para todas estas mujeres y, enseguida, la justicia y la Iglesia las castigaba. Pero ella se precia de ser amiga del obispo y una persona que es amiga del obispo y se mezcla con ellos no podía ser una mujer repugnante ni asquerosa ni nada de eso.
¿Cree que es un personaje que sigue vigente hoy en día?
No, en absoluto. Ahora Celestina es Rapel, es "Tómbola"(programa de televisión dedicado a temas del corazón) y todo ese tipo de cosas. Pero hoy en día los jóvenes no necesitan de ninguna casamentera.
¿Qué opina de todo ese mundillo del amarillismo y la farándula?
A mí "Tómbola" me gusta porque está Jesús Mariñas, que es muy amigo mío y me divierten mucho las cosas que hace. Pero encuentro que se ha desfasado un poco todo ese mundillo donde gente que no ha dado un palo al agua está viviendo del cuento y de enseñar sus vergüenzas. Son más brujeriles esas personas que la pobre Celestina. Ella aún se arriesgaba a que la desplumaran pero éstos encima ganan dinero. Creo que se ha desfasado un poco, pero que las aguas volverán a su cauce porque no hay mal que cien años dure.
Celestina hace del amor y de las relaciones humanas la razón de su existencia, ¿qué significado tiene para usted el amor?
Para mí el amor es el eje del mundo. Sin el amor no podríamos movernos, no valdría la pena vivir. Si no nos enamoráramos sería fatal. Pero en "La Celestina" no es precisamente amor lo que hay entre los dos. Melibea se puede casar con Calisto, pero dice que la cotidianidad mata el amor y ella sólo quiere ser su amante. No buscaban el amor ideal, iban buscando un cuerpo a otro cuerpo. Pero sabiéndolo rodear de misterio, de dificultad...
Usted ha representado también muchas obras de Lorca, del que ha dicho en alguna ocasión que tenía una visión muy poética de la vida.
Lo que pasa con Lorca es que él tuvo la desgracia y la suerte de morir muy pronto, pero hubiera descubierto que todo aquello en lo que él creía no era verdad. Fernando de Rojas demuestra que todos esos sentimientos no son verdad, que todo se mueve por el interés y por el dinero. Federico, por el contrario, idealiza a sus mujeres, idealiza a sus personajes. Todos tienen algo por lo que morir, pero eso Fernando de Rojas lo machaca, lo destruye. Nada es como parece.
Jacinto Benavente creó el teatro rural con "La malquerida". Hasta entonces se habían hecho princesas, reinas... parecía que al mundo no le importaba más que lo que sucedía en todos esos ambientes. Pero Jacinto Benavente baja a la malquerida, baja a lo rural, y Lorca hace lo mismo, lo rural pero poético, con una enorme y tremenda poesía.
Usted siempre ha destacado por unos personajes muy temperamentales.
Es mi estilo. Si fuera rubia, con ojos azules y pequeñita, a lo mejor estaría haciendo siempre la Julieta del Romeo, pero qué le vamos a hacer si soy un poco como Agustina de Aragón (risas).
¿Con qué autores u obras se ha sentido más a gusto en el escenario?
Eso no se puede decir, porque cuando estás haciendo una obra ésa es la mejor y, cuando pasa, otra la viene a sustituir. Yo me encontré muy bien con "Divinas palabras", de Valle-Inclán. Con esa obra salté prácticamente a este estilo de teatro siendo primera actriz. Hasta entonces, yo había hecho otras cosas, había cantado, pero no había interpretado papeles de primera actriz. A partir de aquel instante me vino toda esta variedad que hace que de pronto cante, de pronto haga recitales, cante una ópera... Yo creo que a un artista no se le debe cerrar ninguna puerta. Los artistas debemos saber hacer todo lo que se puede hacer sobre un escenario. Hay que hacerlo todo y, a mí, Valle-Inclán me dio esa fuerza de primera actriz que no olvidaré nunca y que le agradezco tantísimo a Tamayo. Y desde aquel momento he hecho obras de Unamuno, Galdós, Lorca... todos los mejores. A Lope de Vega y los demás clásicos los hice ya cuando empecé en el Teatro Nacional.
Se dice que es usted la artista polifacética por excelencia.
Desde luego soy la única en España que es así. Y lo digo porque no hay una artista en España que haga lo que yo hago, no digo que lo haga bien ni que sea la mejor, pero sí soy la única, porque yo lo mismo te hago "La Celestina", que te hago "Hello Dolly", que te canto una ópera en el Teatro Colón de Buenos Aires... Eso no se suele dar en una sola persona. Yo cuando me pongo la bata de cola, no digo que baile como Cortés, pero bailo, y muevo la bata de cola. Quiero decir que no hay una actriz en este país que haga todo lo que yo hago, yo no digo que bien, pero yo lo hago, porque yo creo que no debe estarnos prohibido.
¿Y si tuviera que elegir una de estas facetas?
A mi edad me quedaría haciendo lo que hago ahora, porque es más descansado. Ahora ya, estar dos horas en el escenario, de pie, cantando y preocupándome de la voz es más latoso. Pero todavía lo hago.
¿Con cuál de todas esas facetas ha disfrutado más?
Prefiero el teatro. Aunque lo otro es muy bello y se gana más, el teatro es mucho más interesante. El lenguaje es una preciosidad y el representar una obra cada día es un descubrimiento nuevo, frases nuevas..., es una preciosidad. Descubres el sentido que el autor quiso dar a esas palabras. Todas las obras que he hecho me han dado mucho porque cada una ha tenido algo de especial. "Divinas palabras" porque era mi entrada en este mundo, "La Celestina" porque es la última... Por ejemplo, hacer "Nerea" fue una maravilla porque el lenguaje era una preciosidad.
Yo doy mucha importancia al lenguaje, no se puede hablar "a tontas y a locas", incluso en la vida cotidiana hay que decir cosas muy profundas. No se puede uno quedar en el "jo tío", eso es para un momentito y una gracia. Nuestro idioma tiene palabras tan maravillosas que no se usan...
¿Qué exige más? ¿el teatro, la canción...?
Me exige mucho más la canción, aunque es más fácil de aprender y no tienes este peso de hacer una cosa clásica como "La Celestina". Pero también tienes que cuidarte muchísimo la voz.
¿Y si volviera a nacer, qué sería?
Si volviera a nacer me gustaría ser misionera, me encantaría. Creo que las misioneras tienen un don de Dios y eso no se elige. Creo que vale la pena estar en el mundo para ayudar. Y nosotros ayudamos también de alguna manera. Yo tengo el premio San Miguel Arcángel de los obispos de Argentina, que es el que anuncia la buena nueva a la Virgen y de alguna manera nosotros llevamos la buena nueva con nuestra palabra y ayudamos mucho a la gente. El público, cuando viene al teatro y se sienta y tiene el ánimo sosegado descubre muchas cosas, en los movimientos, en lo que pasa, en las situaciones que el autor muestra... Descubre muchas cosas. La gente que va al teatro es mucho más rica, porque vive vidas que no puede vivir.
Una vez dijo que no era de las que quieren morir en el escenario.
No, no me gustaría pero, por el camino que llevo..., parece que sí (risas). Pero mira, la vida te lleva a ciertas cosas, eso es una predestinación.
¿Qué le ha dado este oficio?
Me ha dado la posibilidad de conocer muchos caracteres de la vida. He sido reina, he sido mendiga, he sido todos los personajes de Federico García Lorca, he sido Fortunata en "Fortunata y Jacinta"... Muchos valores, muchos sentimientos... Y si la actriz es permeable, pues esas cosas te van calando y te van dejando un poso bastante digno para vivir.
¿Cómo ve el futuro del teatro?
El teatro tiene una magia especial. Viene la televisión y viene todo, pero a la larga siempre vuelve a resurgir. A mí no me gustan los apoyos, la vida tiene que ser libre y cada uno tiene que hacer lo que le dé la gana sin tener que apoyarse en nadie. De alguna manera, como dice un personaje de "La Celestina", a quien le das tu secreto le das tu libertad. Si dependes regalas tu libertad y eso no está bien.
¿Qué es lo que más preocupa a Nati Mistral de la vida?

La buena muerte. Morir sin dolor, el dolor me aterra mucho. Y que el mundo no sea tan sucio, tan necio y tan estúpido como sigue siendo. Desde que Caín le dio con la quijada a Abel, estamos perdidos absolutamente. Veremos si alguna vez el mundo se regenera.




 








Qué doloroso es amar, y no poderlo decir...


Nati Mistral años moza

Si es doloroso saber
que va marchando la vida
como una mujer querida
 que jamás ha de volver...
Si es doloroso ignorar dónde vamos al morir,
más doloroso es amar... y no poderlo decir.

Triste es ver que la mirada hacia el sol levanta el ciego,
y el sol la envuelve en su fuego
y el ciego no siente nada.
Ver su mirada tranquila a la luz indiferente,
y saber que eternamente
la noche va en su pupila bajo el dosel de su frente.

Pero si es triste mirar y la luz no percibir,
más doloroso es amar... y no poderlo decir.

Conocer que caminamos bajo la fuerza del sino,
recorrer nuestro camino
y no saber dónde vamos;
ser un triste peregrino de la vida
y en el sendero no podernos detener
por ir siempre prisioneros del amor, o del deber.

Mas si es triste caminar
y no poder descansar
más que al tiempo de morir,
más doloroso es amar... y no poderlo decir.

Vivir como yo, soñando con cosas que nunca vi,
y seguir, seguir andando,
 sin saber porque motivo ni hasta cuándo.
Tener fantasía y vuelo que pongan al cielo escalas...
y ver que nos faltan alas que nos remonten al Cielo.

Mas si es triste no gozar
lo que podemos soñar,
no hay más amargo dolor
que ver el alma morir
prisionera de un amor...
y no poderlo decir!

JOAQUÍN DICENTA

Joaquín Dicenta

(Joaquín Dicenta y Benedicto; Calatayud, 1863 - Alicante, 1917) Dramaturgo español. Inició sus estudios en el colegio de los escolapios de Getafe, cerca de Madrid. Anticlerical y adversario del orden social establecido, vivió una desordenada existencia de bohemio. Empezó sus actividades literarias con la publicación de poesías en Edén, periódico popular; luego extendió su labor a otros diarios. Autor de esbozos, cuentos y novelas hoy caídos en el olvido, escribió además para el teatro dramas en verso y prosa y zarzuelas.
Alcanzó un gran éxito el drama Juan José (1895), de tono socialista y fundado en las diferencias existentes entre patronos y obreros; durante muchos años fue la obra más representada en España en los festejos populares del Primero de Mayo, a causa de su ambiente netamente polémico y relacionado con la lucha social. La obra fue reprobada por algunos obispos españoles. Traducida a varios idiomas, logró asimismo una gran fortuna en otros países.
Para celebrar su triunfo, numerosos literatos y periodistas madrileños ofrecieron a Joaquín Dicenta un banquete, el 11 de noviembre de 1895. Igual homenaje se le rindió en otras ciudades de la península. Al mismo género de Juan José pertenece El señor feudal, que presenta un tema idéntico, pero bajo una atmósfera medieval y romántica. Encaja, en cambio, en la genuina tradición nacional Honra y vida, obra basada en la concepción española clásica del honor.

Entre las restantes obras del autor cabe citar Luciano, Los bárbaros, Encarnación, De piedra a piedra, La mejor ley, Daniel, El crimen de ayer, Sobrevivirse (interpretada por la famosa Guerrero), los cuentos El spoliarium y Novelas cortas, y el pequeño poema El suicidio de Werther. Su teatro, netamente emparentado con el, género retórico y solemne de Echegaray, presenta en ciertas ocasiones matices vulgares y efectistas; sin embargo, Joaquín Dicenta posee el mérito de haber introducido el tema social en los escenarios.

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