Características del amor y del miedo.
En el amor no existen obligaciones. El miedo está lleno de obligaciones. En el
camino del miedo, la razón de cualquier cosa que hagamos es que «tenemos» que
hacerla y esperamos que otras personas hagan algo porque «tienen» que hacerlo.
Tenemos una obligación y tan pronto como «tenemos» que hacer algo, nos resistimos a
hacerlo. Cuanta más resistencia opongamos, más sufriremos. Más tarde o más
temprano intentamos escaparnos de nuestras obligaciones. Por otra parte, el amor no
tiene resistencias. Todo lo que hacemos es porque queremos hacerlo. Se convierte en
un placer; es como un juego y nos divertimos con él.
El amor no tiene expectativas. El miedo está lleno de expectativas. Cuando
tenemos miedo, hacemos cosas porque suponemos que tenemos que hacerlas y
esperamos que los demás hagan lo mismo. Esa es la razón por la que el miedo provoca
dolor y el amor no. Esperamos algo, y si no tiene lugar, nos sentimos heridos: no es
justo. Culpamos a los demás por no satisfacer nuestras expectativas. Cuando amamos
no tenemos expectativas; cuando hacemos algo es porque queremos y si los demás lo
hacen o no, es porque quieren o no quieren hacerlo y no nos lo tomamos como algo
personal. Cuando no esperamos que suceda nada, y no sucede nada, no nos llama la
atención. No nos sentimos heridos porque, suceda lo que suceda, está bien. Esta es la
razón por la que, cuando estamos enamorados, las cosas apenas nos duelen; no
esperamos nada de nuestro amante y no tenemos obligaciones.
El amor se basa en el respeto. El miedo no respeta nada, ni tan siquiera se respeta
a sí mismo. Desde el momento que yo siento lástima por ti, dejo de respetarte, porque
creo que no eres capaz de hacer tus propias elecciones. Y cuando empiezo a hacer las
elecciones por ti, te pierdo el respeto del todo. Entonces, como no te respeto, intento
controlarte. Para poner un ejemplo, podríamos decir que la mayoría de las veces en las
que les decimos a nuestros hijos cómo deben vivir su vida, es porque no los
respetamos. Sentimos lástima de ellos e intentamos hacer lo que deberían hacer por sí
mismos. Por otro lado, cuando yo no me respeto a mí mismo, siento lástima de mí
mismo, pienso que no soy lo bastante bueno para desenvolverme en este mundo. Pero
¿cómo puedes saber una cosa así si no te respetas a ti mismo, si no dejas de decirte:
«Pobre de mí, no soy lo suficientemente fuerte, no soy lo suficientemente inteligente,
no soy lo suficientemente guapo, no puedo hacerlo»? La autocompasión proviene de la
falta de respeto.
El amor no tiene piedad; no siente lástima por nadie, pero tiene compasión. El
miedo está lleno de pena, siente lástima por todos. Tú sientes lástima por mí cuando
no me respetas, cuando piensas que no soy lo bastante fuerte para desenvolverme por
mí mismo. Por el contrario, el amor respeta. Te amo, sé que puedes hacerlo. Sé que
eres lo suficientemente fuerte, lo suficientemente inteligente, y estás lo suficientemente
capacitado para hacer tus propias elecciones. Yo no tengo que hacerlo por ti. Tú
puedes conseguirlo. Si te caes, te tenderé la mano, te ayudaré a levantarte. Te diré:
«Puedes hacerlo, adelante». Eso es compasión, pero tener compasión no es lo mismo
que sentir lástima. La compasión proviene del respeto y del amor; el sentimiento de
lástima proviene de la falta de respeto y del miedo.
El amor es totalmente responsable. El miedo evita la responsabilidad, aunque esto
no significa que no sea responsable. El intento de evitar la responsabilidad es uno de
los errores más grandes que cometemos, porque cada acción tiene una consecuencia.
Todo lo que pensamos, todo lo que hacemos, tiene una consecuencia. Si hacemos una
elección, obtenemos un resultado o una reacción. Si no la hacemos, también
obtenemos un resultado o una reacción. De un modo u otro, siempre experimentamos
las consecuencias de nuestras acciones. Esta es la razón por la cual todo ser humano es
totalmente responsable de sus actos, aunque no quiera serlo, ya que aun cuando otras
personas intenten pagar por sus errores, al final acaba pagando por ellos, y en esas
ocasiones, el doble. Cuando otras personas intentan hacerse responsables de ti sólo
consiguen aumentar el drama.
El amor es siempre amable. El miedo es siempre rudo. Con el miedo nos llenamos
de obligaciones, de expectativas, perdemos el respeto, evitamos la responsabilidad y
sentimos lástima. ¿Cómo podemos sentirnos bien cuando el miedo nos hace sufrir
tanto? Nos sentimos víctimas por todo, enfadados o tristes, celosos o traicionados.
*Extracto de La Maestría del Amor..*
-Miguel Ruiz.-
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"Nadie que confía en sí, envidia la virtud del otro." Marco Tulio Cicerón
Sideral...!
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