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LOS PPS DE TODOS Lecturas Santa misa Agosto 2-2011

Lunes 01 de Agosto, 2011

Memoria de san Alfonso María de Ligorio

Obispo y doctor de la Iglesia

Demos gracias al Señor por su misericordia

Antífona de Entrada

El Señor lo ha llenado del espíritu de sabiduríainteligencia, ha abierto sus labios en medio de la asamblea y lo ha revestido de gloria.

Oración Colecta

Oremos:

Dios nuestro, que haces surgir constantemente en tu Iglesia ejemplos admirables de santidad, concédenos imitar la amorosa preocupación de san Alfonso por la salvación de todos los hombres y alcanzar, con su ayuda, la felicidad eterna.

Por nuestro Señor Jesucristo

Amén.

 

Primera Lectura

Lectura del libro de los

Números (11, 4-15)

En aquellos días, los israelitas se quejaban diciendo: "¡Quién nos diera carne para comer! ¡Cómo nos acordamos del pescado, que comíamos gratis en Egipto, y de los pepinos y melones, de los puerroscebollas y ajos! Pero de tanto ver el maná, ya ni ganas tenemos de comer".

El maná era como la semilla del cilantro y su aspecto como el de la resina aromática. El pueblo se dispersaba para recogerlo. Lo molían en el molino o lo machacaban en el morteroluego lo cocían en una olla y hacían con él una especie de pan, que sabía como el pan de aceite. Por la noche, cuando caía el rocío sobre el campamentocaía también el maná.

Moisés oyó cómo se quejaba el pueblo, cada una de las familias, a la entrada de su tienda. Eso provocó la ira del Señor, y Moisés, también muy disgustado, le dijo al Señor: "¿Por qué tratas tan mal a tu siervo? ¿En qué te he desagradado para que tenga que cargar con todo este pueblo? ¿Acaso yo lo he concebido o lo he dado a luzpara que me digas: 'Toma en brazos a este pueblo, como una nodriza a la creatura, y llévalo a la tierra que juré darles a sus padres?'

¿De dónde voy a sacar yo carne para repartírsela a toda la genteque me dice llorando: 'Queremos comer carne'? Yo solo no puedo cargar con todo este pueblo, pues es demasiado pesado para . Si me vas a tratar así, por favor, quítame la vida y no tendré que pasar tantas penas".

Palabra de Dios.

Te alabamos, Señor.

 

Salmo Responsorial Salmo 80

Aclamemos a Dios,

nuestra fortaleza.

Israel no oyó mi voz, dice el Señor, y mi pueblo no quiso obedecerme. Los entregué, por eso, a sus caprichos y los dejé vivir como quisiesen.

Aclamemos a Dios,

nuestra fortaleza.

¡Ojalá que mi pueblo me escuchara y cumpliera Israel con mis mandatos! Yo, al puntohumillaría a sus enemigossentirían mi mano sus contrarios.

Aclamemos a Dios,

nuestra fortaleza.

Los que aborrecen al Señor tratarían de adularme, pero su suerte quedaría fijada. En cambio, Israel comería de lo mejor del trigo y yo lo saciaría con miel silvestre.

Aclamemos a Dios,

nuestra fortaleza.

 

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.

Maestro, eres el Hijo de Dios, eres el rey de Israel.

Aleluya.

 

Evangelio

Lectura del santo Evangelio

según san Mateo (14, 13-21)

Gloria a ti, Señor.

 
"Comieron todos hasta quedar satisfechos"

En aquel tiempo, al enterarse Jesús de la muerte de Juan el Bautista, se marchó de allí en barca a un sitio tranquilo y apartado. Al saberlo la gente, lo siguió por tierra desde los pueblos. Al desembarcar vio Jesús a la muchedumbre, se compadeció de ella y curó a los enfermos. Como ya se hacía tarde, se acercaron sus discípulos a decirle: 
«Estamos en despoblado y empieza a oscurecer. Despide a la gente para que vayan a las aldeas y compren algo de comer». 
Pero Jesús les replicó: 
«No hace falta que vayan; denles ustedes de comer».
Ellos le replicaron: 
«No tenemos aquí más que cinco panes y dos pescados».
El les dijo: 
«Tráiganmelos».
Luego mandó que la gente se recostara en la hierba. Tomó los cinco panes y los dos pescados, alzó la mirada al cielo, pronunció una bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos para que los distribuyeran a la gente. Todos comieron hasta saciarse, y con los pedazos que habían sobrado se llenaron doce canastos. Los que comieron eran unos cinco mil hombres, sin contar a las mujeres y a los niños

Comentario: Rev. D. Xavier ROMERO i Galdeano (Cervera, Lleida, España)

«Levantando los ojos al cielo...»

Hoy, el Evangelio toca nuestros "bolsillos mentales"... Por esto, como en tiempos de Jesús, pueden aparecer las voces de los prudentes para sopesar si vale la pena tal asunto. Los discípulos, al ver que se hacía tarde y que no sabían cómo atender a aquel gentío reunido en torno a Jesús, encuentran una salida airosa: «Que vayan a los pueblos y se compren comida» (Mt 14,15). Poco se esperaban que su Maestro y Señor les fuera a romper este razonamiento tan prudente, diciéndoles: «Dadles vosotros de comer» (Mt 14,16).

Un dicho popular dice: «Quien deja a Dios fuera de sus cuentas, no sabe contar». Y es cierto, los discípulos —nosotros tampoco— no sabemos contar, porque olvidamos frecuentemente el sumando de mayor importancia: Dios mismo entre nosotros.

Los discípulos realizaron bien las cuentas; contaron con exactitud el número de panes y de peces, pero al dividirlos mentalmente entre tanta gente, les salía casi un cero periódico; por eso optaron por el realismo prudente: «No tenemos aquí más que cinco panes y dos peces» (Mt 14,17). ¡No se percatan de que tienen a Jesús —verdadero Dios y verdadero hombre— entre ellos!

Parafraseando a san Josemaría, no nos iría mal recordar aquí que: «En las empresas de apostolado, está bien —es un deber— que consideres tus medios terrenos (2 + 2 = 4), pero no olvides ¡nunca! que has de contar, por fortuna, con otro sumando: Dios + 2 + 2...». El optimismo cristiano no se fundamenta en la ausencia de dificultades, de resistencias y de errores personales, sino en Dios que nos dice: «He aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo» (Mt 28,20).

Sería bueno que tú y yo, ante las dificultades, antes de dar una sentencia de muerte a la audacia y al optimismo del espíritu cristiano, contemos con Dios. Ojalá que podamos decir con san Francisco aquella genial oración: «Allí donde haya odio que yo ponga amor»; es decir, allí donde no salgan las cuentas, que cuente con Dios.

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