PPS de Todos

Amos

Los ricos y poderosos de Filistea y Egipto, son llamados a testificar sobre la acusación del Señor contra los que han almacenado riquezas mal habidas. El resultado de una estructura de poder egoísta y violenta que no ha hecho caso del llamado de la Ley Dios a una actuación justa.

La prosperidad y riqueza de Israel dependen de la opresión y del robo.

Únicamente un remanente muy herido sobrevivirá. La nación en sí quedará más que herida; sería destruida.

En el pasado, Dios había utilizado los desastres naturales para disciplinar y advertir a su pueblo, pero esas lecciones habían quedado muy pronto en el olvido. Nuevamente, el profeta actúa como memoria del pueblo y ayuda a interpretar los sucesos "naturales" por medio de los cuales Dios le está hablando. El pecado a nublado de tal manera su entendimiento, que no ha sabido leer las señales de los tiempos.

Un Israel devastado, sometido a los asirios, se encontraría con el Dios con quien había pactado en el Sinaí y al que había ofendido tan gravemente.

Amos compone con tristeza una endecha: un canto fúnebre, como si Israel ya hubiera muerto. A menudo, los profetas cuando anuncian un hecho futuro tienen tanta certeza de que se va a cumplir, que lo describen como un acto ya consumado.

Si Isreal se volvía a Dios tendría esperanza como nación. De lo contario, su pueblo también sería destruido.

Habían corrompido los procedimientos  y las instituciones de los tribunales, convirtiéndolos en instrumentos de injusticia.

Dios les quitaría sus ´preciadas posesiones, adquiridas con ganancias mal habidas. Su prosperidad se volvería lamento.

Amos sabe que no se va a poder cambiar el estado de cosas, por tanto  solo espera que caiga el juicio de Dios. Cuando el Dios santo pase en medio de ti ni el impuro ni el injusto escaparán del castigo.

A pesar de las graves injusticias, que eran el pan de cada día en la sociedad israelita, existían gran seguridad y confianza, por supuesto falsas, pero que hacían a muchos impasibles e indiferentes ante las denuncias de los profetas  y ante el juicio histórico que se acercaba, y que le era anunciado constantemente  por ellos. De esta manera Dios da a su pueblo de todos los tiempos una lección fundamental: el culto que le rendimos en las iglesias, si no está respaldado por una vida marcada por la justicia , la equidad y el amor a nuestros semejantes , es abominación para Él.

El disfrute de los placeres d esta vida es incompatible con la miseria y el sufrimiento de los demás.

La forma en que Israel ha pervertido la justicia es un insulto a la sabiduría humana acerca del orden correcto de las cosas. No han usado su sentido común al transformar los principios fundamentales de toda sociedad de derecho y de justicia.

Israel por pequeña era incapaz d evitar la calamidad .Amós no invoca el pacto del Señor con Israel, tal vez porque la infidelidad de Israel le ha quitado todo derecho  a presentar una solicitud de esta naturaleza. Igualmente nos pasa a nosotros cuando vivimos en pecado. Habla de la pequeñez del pueblo y logra que Dios se compadezca.

El pueblo de Dios fue construido según las normas de Dios .Se esperaba que se ajustara a esas normas pero al ser medido se halló que estaba totalmente fuera de plomada.

Los centros del fingimiento religioso y político y del orgullo egoísta serían arrasados.

Amasías, representante de la religión oficial del estado y de los intereses de los poderosos, trata de usar el poder del rey  contra el profeta , e interpreta su mensaje como un ataque contra el rey  y como una molestia para todo el país .Después se enfrenta a Amós y lo saca a la fuerza de su tierra. Amós, lejos de amedrentarse, reafirma su profesión profética y reitera la condenación que vendrá sobre Amasías, el rey y la nación.

El Señor anuncia que el momento del juicio ha llegado: el pueblo está maduro y listo para la siega.

El contenido del mensaje es el juicio inminente e inevitable  y la restauración que el Señor soberano llevará a cabo.

Las imágenes del juicio son diversas y terribles: una densa oscuridad y una sed mortal.

El día del Señor se describe como aquel día en el cual se estremece el orden del cosmos (el mundo) y la luz se convierte en oscuridad. Es como si se estuviera deshaciendo toda la creación.

La paz.

Jorge.