El autismo es uno de los trastornos más complicados de diagnosticar, ya que se trata de una enfermedad que no siempre cuenta con los mismos síntomas, al tener diferentes grados. Si bien es cierto que cuenta con algunas características comunes que pueden dar la voz de alarma, siempre será necesario el diagnóstico de un profesional que pueda guiar a los padres.
Verónica Minguito Orellano, Logopeda y especialista en atención temprana aclara que "el espectro autista es difícil de diagnosticar ya que es muy amplio y con diferentes grados de afectación. El principal signo de alarma y el más frecuente es la incapacidad para relacionarse tanto con iguales como con la figura adulta".
El diagnóstico precoz es la base para que el niño pueda recibir las atenciones personalizadas necesarias, de lo contrario cualquier otra puede provocar aún más retraso en su desarrollo.
Diagnóstico precoz Para que el diagnóstico sea preciso, no es suficiente con acudir con el pequeño al pediatra de cabecera. Este tipo de trastorno requiere de profesionales que estén especializados para que el tratamiento posterior sea flexible y personalizado, según los problemas que tenga el pequeño.
Los padres y los profesionales han de tener en cuenta, una vez realizado el diagnóstico, que el objetivo principal ha de ser el de buscar el bienestar del pequeño y mejorar su calidad de vida.
"El objetivo de todo tratamiento es satisfacer las necesidades que puedan aparecer en la vida diaria del niño, al igual que enseñarle las herramientas para que aprendan a establecer relaciones sociales y jugar con iguales; todo ello a través de actividades que sean comunes en el día a día", afirma Minguito Orellano.
Para ello, resulta imprescindible que se busque la utilidad de aquello que se trabaja, diseñar actividades que le permitan alcanzar mayores niveles de autonomía y control sobre el medio en el que tendrá que desenvolverse.
Nunca usar el "ensayo-error"
Una de las cosas que más ayudará al pequeño a evolucionar positivamente en su desarrollo será realizar un tratamiento basado en situaciones cotidianas, de nada sirve crear rutinas sobre ambientes o situaciones que el niño rara vez podrá vivir.
A diferencia de la educación de niños que no tienen este tipo de trastornos, la educación no puede nunca basarse en la máxima de "ensayo-error", ya que puede generar una enorme frustración en los niños que padecen autismo.
Se trata de lograr una motivación hacia el aprendizaje, reducir los niveles de fracaso y ofrecer todas las ayudas necesarias para que el niño logre completar la tarea que se le ha encomendado con éxito.
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