"Casi contra todo pronóstico quedé embarazada cuando atravesaba un buen momento profesional. Tuve un ascenso importante y ahora manejo un grupo grande de personas, pero con mi bebé de dos meses estoy en un dilema. ¿Cómo desconectarme del trabajo al llegar a casa?"

Hasta hace poco se pensaba que si una mujer quería enfocarse en su desarrollo profesional debía renunciar a su maternidad; o al menos posponerla. Hoy, el tema no tiene que ser una disyuntiva. Ser una 'superjefa' no implica necesariamente la renuncia a la maternidad. Puede ser más necesario aprender a despojarse del rol de jefa mientras se va de camino a casa para recuperar el de la identidad de mamá que vela por sus hijos y que construye una relación conyugal. Además, resulta crucial redefinir y concertar constantemente los roles, los tiempos y las responsabilidades de los esposos y de las personas que viven en casa.

"Mi cuñado acaba de quedarse sin trabajo y mi hermana, recién ascendida a jefe de personal en una empresa grande, propone que él cuide los niños mientras ella sostiene la economía del hogar. Mi familia no está de acuerdo. ¿Debo apoyarla?"

Las familias de corte más tradicional ven con extrañeza y a veces con rechazo un fenómeno moderno que en diversos casos puede dar buen resultado. Si la relación entre los esposos es buena y la capacidad de cuidar a los niños es satisfactoria tanto para el papá como para ellos, entonces parece haber mérito para apoyar el nuevo modo de funcionamiento. Habrá que asegurarse de que el padre asuma el rol de cuidador con gusto y que los niños lo aceptan; y por otra parte que esto no genere recelos entre la pareja.

"Mi mamá nunca trabajó, pero mis hermanas y yo somos profesionales. Mi esposo y yo montamos una empresa desde que éramos novios y en la que soy gerente. Trabajo duro, pero me asalta la duda de qué tan buena mamá soy al dedicarle tanto tiempo a lo laboral".

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